martes, abril 08, 2008

LESIONES INCOMPATIBLES CON LA VIDA Angelica Liddell

A los hijos que no voy a tener.
No quiero tener hijos.
No quiero ir más lejos.
Soy una epidemia de resentimiento.
No quiero tener hijos.
Es mi manera de protestar.
Mi cuerpo es mi protesta.
Mi cuerpo renuncia a la fertilidad.
Mi cuerpo es mi protesta contra la sociedad, contra la injusticia, contra el linchamiento, contra la guerra.
Mi cuerpo es la crítica y el compromiso con el dolor humano.
Quiero que mi cuerpo sea estéril como mi sufrimiento.
Mi cuerpo es mi protesta.
Mi cuerpo es mi pesimismo.
Gracias al pesimismo puedo hacerme preguntas.
Alguien debe quedar en medio de los hombres haciéndose preguntas.
Alguien debe quedar en medio de la esperanza haciéndose preguntas.
Alguien debe quedar como un idiota.
Alguien debe quedar como excremento.
Alguien debe fracasar definitivamente.
La ausencia de hijos me ayuda a ser excremento y a fracasar.
Los adultos saltan por encima de mi vientre liso agitando sus hijos como banderas.
Como si el mal hubiera desaparecido del mundo.
Los exhiben como si la inteligencia hubiera triunfado por fin sobre el mundo.
No confío en un futuro mejor.
Las familias se comportan con soberbia pensando que su prole va a ser distinta;
Que sus hijos nunca van a traicionar como nosotros hemos sido traicionados.
Que sus hijos nunca a van a dañar y a ser dañados.
Que los reveses de la vida sin duda van a ser menores.
Que sus hijos jamás van a ser culpables de nada.
Mi cuerpo es mi protesta contra las grandes esperanzas de los padres.
Mi cuerpo es mi protesta contra las grandes pretensiones de los padres.
No quiero pasar por ese estado de necedad transitoria.
No quiero que mi resentimiento se interrumpa.
No quiero dejar de pensar en la injusticia.
No quiero aportar nada al mundo salvo mi profundo horror por el mundo.
Tal vez ésa es la razón por la que no quiero ser madre.
Mi cuerpo es mi protesta.