domingo, julio 12, 2009

DESAYUNO


Me pasa algo un tanto curioso con el desayuno, digo un tanto curioso porque es una forma recurrente de iniciar un escrito, también podría haber dicho un tanto estúpido o un tanto obvio o no decir tanto, que ya de por sí reúne todas estas cualidades. A lo que iba: Desayuno. Me pasa algo con la idea de desayuno. Creo que es una de las representaciones ideales que más placer me producen, alguien dice “desayuno”, y más rápido que inmediatamente mi cerebro me lanza una imagen rodeada de sensaciones agradables que me hacen sentirlo como una experiencia maravillosa, completa e inalterable. Un momento de éxtasis...pero nunca he disfrutado de un desayuno tal y como me lo imagino. De hecho, nunca he apreciado ese momento especialmente, nunca me he parado a pensar de qué elementos está compuesta esa imagen ciega que se reproduce en mi interior y, por tanto, nunca me he preparado uno así.

En el desayuno de mi imaginación hay zumo de naranja, que nunca me he tomado para desayunar, y también hay un mantel blanco y una tetera blanca y más vajilla, aunque ya no sé decir cuál, puedo suponer cuál es, pero no afirmar con certeza que es éso lo que “veo””; el fondo del cuadro es una difuminada vidriera que deja que se vea el prado con un verde traspasado de luz.

Supongo que he visto muchos anuncios.

Supongo que mi imaginación no da mucho de sí.

Pero creo que lo que realmente genera en mí esta impresión sugestiva es que todo ocurre en un nanosegundo, TODO, y cuando sucede en el mundo real, que desayuno, mi desayuno ideal acusa los accidentes del tiempo, pasan los segundos y las tostadas se enfrían, la mantequilla te pringa los dedos, el café no tiene suficiente azúcar y el tiempo sigue pasando y alterándolo todo... mi ansia inconsciente por reproducir el deleite que mi mente tiene registrado como auténtico placer del desayuno no me deja disfrutar del desayuno real, así que la fantasía que persigo no se basa en la experiencia, esta situación de desayuno frustrado me ocurre todos los días desde que tengo uso de razón y tiempo para desayunar y, sin embargo, oigo la palabra desayuno y mi imaginación empieza a volar otra vez, incansable...